La Peña me permite intercambiar con emprendedores locales e internacionales sobre temáticas tan diversas como el emprendimiento social, las oportunidades de inversión así como la gastronomía. No tengo la mentalidad “club” pero La Peña es para mi un Business Club aparte por ser muy orientado hacia los resultados. Ser miembro de La Peña es una excelente manera para personas recién llegadas en Barcelona de integrar eficazmente un ecosistema de emprendedores.

Ir a La Peña, es un poco como cuando vas a comer con un amigo. Es un Club donde descubres gente de distintos horizontes, emprendedores que tienen,  como tú, ganas de compartir y pasar un buen  momento. Vas de forma desinteresada. Puedes recibir alguna ayuda, pasar información que beneficie a un “Peñista”, sin esperar obligatoriamente nada a cambio. Su fundador ha sabido inculcar esta filosofía en el ADN de La “Peña” y estos encuentros son siempre relajados y ricos en intercambios con personas que tienes ganas de volver a ver.

J’ai eu le plaisir d’avoir pu intégrer le club de La Peña à l’origine de sa création et j’y suis et y serai toujours fidèle ! La proposition d’Emmanuel fut simple et naturelle, et le club s’est développé autour de cette simplicité de rencontre et d’échange entre gens d’ouverture… Merci à Emmanuel et également à Patricia qui depuis l’a rejoint pour administrer La Peña.

Soy miembro asiduo de La Peña desde su creación. Valoro mucho este Club ya que se basa en una filosofía de colaboración y ayuda mutua entre profesionales que comparten las mismas expectativas e inquietudes, las de los emprendedores. De ahí nacen numerosos proyectos tan interesantes como diversos. Además, la mujer emprendedora está bien representada. Todo un éxito que asocia business y buen humor.

Participo a La Peña desde muchos años y soy Miembro Fundador. Encontré en este Club un espacio donde se puede intercambiar y compartir experiencias profesionales en un ambiente informal y muy simpático.

La Peña está manejada de forma muy dinámica por Patricia y Emmanuel. Ellos nos proponen siempre nuevos proyectos, servicios y están muy abiertos a las ideas que pueden aportar cada uno de los miembros. Han sabido crear un ambiente donde los miembros se convierten en amigos y acaban muchas veces trabajando juntos.

Hablar de La Peña evoca siempre en mí el recuerdo de aquel primer almuerzo. Invitados por Emmanuel, éramos un grupo de apenas siete u ocho miembros movidos por un interés común: compartir ideas y experiencias entre profesionales en un ambiente distendido. Ese día, sin más pretensión, nos hicimos la promesa de reunirnos una vez al mes invitando, cada uno de nosotros, a una persona con nuestra misma motivación. Se suele decir que con buena voluntad se llega más lejos. Ha pasado casi una década desde entonces y, gracias a Emmanuel, a Patricia y a todas las personas que han estado ahí, La Peña se ha convertido en un Club de negocios en él que todos sus miembros siguen encarnando el espíritu con el que nació: empresarios que comparten su experiencia y profesionalidad en un entorno empático y abierto a la escucha. Ser serio sin tomarse demasiado en serio podría resumir el alma máter de LPBC.

La Peña es más que un Club de Emprendedores al uso! Cada quince días como mínimo tienes la oportunidad de encontrarte con pares, con los que intercambiar experiencias profesionales y fomentar espacios de colaboración mutua, en un ambiente muy distendido y agradable, entre otros eventos que se organizan durante el año en las magníficas instalaciones del Club en Paseo de Gracia (Afterworks, presentaciones de proyectos empresariales, conferencias, etc.).

La vocación primera de La Peña es proponer momentos de intercambio entre personas que tienen las mismas problemáticas, cualquiera que sea el sector, y permitir a sus miembros compartir sus experiencias, éxitos, fracasos, … esto es lo que me gustó de la propuesta hecha por Emmanuel para unirme a él como miembro fundador de esta gran aventura. Es un verdadero placer formar parte de este proyecto.

¿Desde cuando nos conocemos?…Nuestro Club tenía y tiene una trayectoria trazada en línea recta hasta donde nos encontramos todos juntos hoy. Así que La Peña es de agradecer a Emmanuel y Patricia. Por su forma de hacer, o sea una mezcla homogénea de paciencia y de determinación. En este sentido, cuando voy a la sede de Paseo de Gracia me siento en casa: es muy sencillo, puedo sentarme en un sillón vintage para conectarme con el mundo. Es informal y profesional a la vez. Es nómada y sedentario a la vez. Cuando puedo participar en los almuerzos, sé que voy a poder ver mis amigos. Así que también es muy sencillo. Se trata de compartir, intercambiar, escuchar y disfrutar de la compañía de personas estupendas. Provenimos de horizontes diferentes y tenemos un inmenso punto en común: todos somos empresarios. Imaginad lo que ocurre cuando trabajamos juntos…

Me sentí muy cómodo desde el principio con el concepto de networking de La Peña ya que, a la diferencia de los demás grupos de este tipo, la convivialidad de los eventos permite intercambiar ideas y experiencias con emprendedores que tienen las mismas problemáticas y vienen de horizontes muy diferentes, pero no suelen tener en su entorno profesional a alguien o a un grupo de personas para compartirlas.

En ningún momento el objetivo principal en la Peña es repartir tarjetas de visita con los participantes a los eventos, sino que surge naturalmente después de haber conocido e intercambiado ideas y experiencias con los demás.

Por fin, las instalaciones del Business Club en Barcelona, en una avenida prestigiosa como es el Paseo de Gracia permiten también organizar reuniones en un lugar acogedor y muy céntrico cuando nos visitan desde fuera o que preferimos organizar entrevistas o reuniones fuera de la empresa por razones de confidencialidad o simplemente por la practicidad de la ubicación del Club. Las posibilidades de utilizar unos entornos de trabajo y acceder a eventos en ciudades Europeas como Madrid, París o Lisboa son también claves en el mundo en él que vivimos donde la movilidad es cada vez más importante.